martes, 23 de marzo de 2010

II Liga Arkham Horror. Escenario 4: De la oscuridad



"De Morgan Fischer, amigo mío durante el tiempo de la universidad, no puedo hablar sino con extremo terror. Terror que no se debe totalmente a la forma siniestra en que desapareció recientemente, sino que tuvo origen en la naturaleza entera del trabajo de su vida, y adquirió gravedad, cuando estábamos en el tercer año de nuestra carrera, en la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic de Arkham. Mientras estuvo conmigo, lo prodigioso y diabólico de sus experimentos me tuvo completamente fascinado. Ahora que ha desaparecido en las brumas de sus sueños y se ha roto el hechizo, mi miedo es aún mayor. Los recuerdos y las posibilidades son siempre más terribles que la realidad.

El incidente horrible acaecido durante nuestra amistad supuso la mayor impresión que yo había tenido hasta entonces, y me cuesta tenerlo que repetir. Ocurrió, como digo, cuando estábamos en la Facultad de Medicina, donde Fischer se había hecho ya famoso con sus descabelladas teorías sobre la naturaleza de la muerte y la posibilidad de vencerla artificialmente. Sus opiniones, giraban en torno a la naturaleza esencialmente mecanicista de la vida, y se referían al modo de poner en funcionamiento la maquinaria orgánica del ser humano mediante una acción química calculada, después de fallar los procesos naturales. Con el fin de experimentar diversas soluciones reanimadoras, había matado y sometido a tratamiento a numerosos conejos, cobayas, gatos, perros y monos, hasta convertirse en la persona más enojosa de la Facultad. Varias veces había logrado obtener signos de vida en animales supuestamente muertos; en muchos casos, signos violentos de vida. Yo siempre me había mostrado excepcionalmente tolerante con los trabajos de Fischer, y a menudo hablábamos de sus teorías. Mi amigo creía que la reanimación artificial de los muertos podía depender sólo del estado de los tejidos; y que, a menos que se hubiese iniciado una verdadera descomposición, todo cadáver totalmente dotado de órganos era susceptible de recibir, mediante el adecuado tratamiento, esa condición peculiar que se conoce como vida.

En la Facultad nunca habíamos tenido que ocuparnos nosotros de allegar ejemplares para las prácticas de anatomía. Cada vez que mermaba el depósito, dos negros de la localidad se encargaban de subsanar este déficit sin que se les preguntase jamás su procedencia. Fischer era por entonces joven, delgado y con gafas, de facciones delicadas, pelo amarillo, ojos azul pálido y voz suave; y era extraño oírle explicar cómo la fosa común era relativamente más interesante que el cementerio perteneciente a la Iglesia de Cristo dado que casi todos los cuerpos de la Iglesia de Cristo estaban embalsamados, lo cual, evidentemente, hacía imposibles las investigaciones de Fischer.

Fui yo quien pensó en la granja deshabitada de Chapman, al otro lado de Meadow Hill; allí habilitamos una habitación de la planta baja para sala de operaciones y otra para laboratorio, dotándolas de gruesas cortinas a fin de ocultar nuestras actividades nocturnas. Si llegaban a descubrirnos, acordamos decir que se trataba de un laboratorio químico.

Los cuerpos eran siempre un engorro... incluso los minúsculos cadáveres de cobaya de los experimentos secretos que Fischer realizaba en su habitación de la pensión donde vivía. Seguíamos las noticias necrológicas locales como vampiros, ya que nuestros ejemplares requerían condiciones determinadas. Lo que queríamos eran cadáveres enterrados poco después de morir y sin preservación artificial alguna; preferiblemente, exentos de malformaciones morbosas y, desde luego, con todos los órganos. Nuestras mayores esperanzas estaban en las víctimas de accidentes. Al final nos sonrió la suerte, pues un día nos enteramos de que iban a enterrar en la fosa común un caso casi ideal: un obrero joven y fornido que se había ahogado el día anterior en Summer's Pond, al que habían enterrado sin dilaciones ni embalsamamientos, por cuenta de la ciudad. Esa tarde localizamos la nueva sepultura y decidimos empezar a trabajar poco después de la medianoche.

Fue una labor repugnante la que acometimos en la oscuridad de las primeras horas de la madrugada, aún cuando en aquella época no tenía ese horror especial a los cementerios que mis experiencias posteriores me despertó. El trabajo de exhumación fue lento y sórdido, y sentimos alivio cuando nuestras palas chocaron con madera. Una vez que la caja de pino quedó enteramente al descubierto, bajó Fischer, quitó la tapa, sacó el contenido y lo dejó apoyado. Me incliné, lo agarré, y entre los dos lo sacamos de la fosa; a continuación trabajamos denodadamente para dejar el lugar como antes, y emprendimos el regreso hacia la granja del viejo Chapman, al otro lado de Meadow Hill.

En una improvisada mesa de disección instalada en la vieja granja, a la luz de una potente lámpara de acetileno, el ejemplar no ofrecía un aspecto demasiado espectral. Había sido un joven robusto y poco imaginativo, al parecer un tipo saludable. Ahora bien, con los ojos cerrados parecía más dormido que muerto; sin embargo, la prueba experta de mi amigo disipó en seguida toda duda al respecto. Al fin teníamos lo que Fischer siempre había deseado: un muerto verdaderamente ideal, apto para la solución que habíamos preparado con minuciosos cálculos y teorías, a fin de utilizar en el organismo humano. Nuestra tensión era enorme. Sabíamos que las posibilidades de lograr un éxito completo eran remotas, y no podíamos reprimir un miedo horrible a las grotescas consecuencias de una posible animación parcial. Nos sentíamos especialmente aprensivos en lo que se refiera a la mente y a los impulsos de la criatura, ya que podía haber sufrido un deterioro en las delicadas células cerebrales con posterioridad a la muerte. Por lo que a mí respecta, aún conservaba una curiosa noción tradicional del "alma" humana, y sentía cierto temor ante los secretos que podía revelar alguien que regresaba del reino de los muertos. Me preguntaba qué visiones podía haber presenciado este plácido joven, si volvía plenamente a la vida. Fischer se mostró más tranquilo que yo al inyectar una buena dosis de su fluido en una vena del brazo del cadáver, y vendar inmediatamente el pinchazo.

La espera fue espantosa, pero Fischer no perdió el aplomo en ningún momento. De cuando en cuando aplicaba su estetoscopio al ejemplar y soportaba filosóficamente los resultados negativos. Al cabo de unos tres cuartos de hora, viendo que no se producía el menor signo de vida, declaró decepcionado que la solución era inapropiada; sin embargo, decidió aprovechar al máximo esta oportunidad y probar una modificación de la formula, antes de deshacerse de su macabra presa. Trasladamos la solitaria lámpara de acetileno al laboratorio contiguo -dejando a nuestro mudo huésped a oscuras sobre la mesa- y nos pusimos a trabajar en la preparación de una nueva solución, tras comprobar Fischer el peso y las mediciones casi con fanático cuidado.

El espantoso suceso fue repentino y totalmente inesperado. Yo estaba vertiendo algo de un tubo de ensayo a otro, y Fischer se encontraba ocupado con la lámpara, cuando de la habitación que habíamos dejado a oscuras brotó la más horrenda y demoníaca sucesión de gritos jamás oída por ninguno de los dos. No habría sido más espantoso el caos de alaridos si el abismo se hubiese abierto para liberar la angustia de los condenados, ya que en aquella cacofonía inconcebible se concentraba el supremo terror y desesperación de la naturaleza animada. No podían ser humanos -un hombre no es capaz de proferir gritos así- y sin pensar en el trabajo que estábamos realizando, ni en la posibilidad de que lo descubrieran, saltamos los dos por la ventana más próxima como animales despavoridos, derribando tubos, lámparas y matraces, y huyendo alocadamente a la estrellada negrura de la noche rural. No nos separamos, sino que nos refugiamos en la habitación de Fischer, y allí estuvimos hablando, con la luz de gas encendida, hasta que amaneció. A esa hora nos habíamos serenado un poco discurriendo teorías plausibles y sugiriendo ideas prácticas para nuestra investigación, de forma que pudimos dormir todo el día, en lugar de asistir a clase. Pero esa tarde aparecieron dos artículos en el periódico, sin relación alguna entre sí, que nos quitaron el sueño. La vieja casa deshabitada de Chapman había ardido inexplicablemente, quedando reducida a un informe montón de cenizas; eso lo entendíamos, ya que habíamos volcado la lámpara. El otro informaba que habían intentado abrir la reciente sepultura de la fosa común, como hurgando en la tierra vanamente y sin herramientas. Esto nos resultaba incomprensible, ya que habíamos aplanado muy cuidadosamente la tierra húmeda.

Y durante diecisiete años Fischer anduvo mirando por encima del hombro, y quejándose de que le parecía oír pasos detrás de él. Ahora ha desaparecido."


Y como siempre, después de la introducción vamos a la crónica por turnos de la partida.

Preparación - Carta de Mitos inicial: ¡Prosiguen los asesinatos en los suburbios! Se abre un portal en El Bosque con un Zombie y una Semilla Estelar. Aparecen un Vampiro y un Reptante en el Barrio Este.

Turno 1 - Bernard acaba con el Zombi y usa el hechizo La Maldición de Azathoth para acabar con la Semilla Estelar, la cual reclama. Joe acaba con el Vampiro y el Reptante, reclamando a este último.
- Carta de Mitos: Regresan los días felices. Se produce la primera oleada de monstruos en El Bosque apareciendo un Byakhee, un Esqueleto, una Bruja, un Retoño Oscuro y una Araña de Leng, todos ellos en El Bosque.

Turno 2 - Bernard acaba con la Bruja, el Byakhee, el Zombi, la Araña de Leng y el Esqueleto y vuelve a usar el hechizo Maldición de Azathoth para acabar con el Retoño Oscuro, reclamando a la Araña de Leng y al Retoño Oscuro. Joe va a El Bosque a reclamar a la Bruja, el Zombi y el Esqueleto. Francis viaja a Kingsport.
- Carta de Mitos: ¡Extrañas apariciones! Segunda oleada de monstruos, aparecen en El Bosque un Maníaco, 2 Zombies, un Hombre Serpiente y una Araña de Leng.

Turno 3 - Bernard acaba con el Maníaco, los 2 Zombies, el Byakhee y la Araña de Leng, reclamándolos a todos menos al Maníaco. Le aparece un Perro de Tíndalos en la Desconocida Kadath a Joe, el cual evita.
- Carta de Mitos: ¡Aniversario de la Quema de Brujas! Se abre un portal en La Isla Ignotacon un thonian y una Semilla Informe. Aparecen un Retoño Oscuro y un Ghast en el Barrio Fluvial.

Turno 4 - Lily acaba con el Maníaco reclamándolo. Joe sale del portal en El Bosque pero no consigue cerrarlo.
- Carta de Mitos: Ola de Calor. Se produce una tercera oleada de monstruos en El Bosque apareciendo un Ángel Descarnado, un Shan, un Mi-Go, un Maníaco y otro Angel Decarnado.

Turno 5 - Joe acaba con el Ángel Descarnado, reclamándolo y evita al Shan para poder cerrar el portal de El Bosque y eliminar así al Shan y al Cthonian que tenían el mismo símbolo.
- Carta de Mitos: Jardín de Cadáveres. Cuarta oleada de la partida, esta vez en La Isla Ignota. Aparecen un Gul, un Antiguo, un Reptante y un Brujo. Aumenta un punto el terror y el Dr. Herbert West decide abandonar Arkham.

Turno 6 - Bernard acaba con el Ghast. Lily acaba con el Hombre Serpiente, reclamándolo mientras Joe hace lo mismo con el Vampiro. Paul cierra el portal de La Isla Ignota.
- Carta de Mitos: ¡Grupo religioso reivindica el Barrio Sur! Se abre un portal en La Cueva Negra con un Shan y un Reptante.

Turno 7 - Bernard acaba con el Ghast y lo reclama. Paul acaba con un Gul reclamándolo y usa el hechizo Ajar para acabar con la Semilla Informe reclamándola también.
Paul se queda sin cordura por un encuentro, perdiendo así la Pitillera, el Signo Rojo de Shuddell M'ell, la Protección Corporal y el Revolver .38 Mientras que Joe se hace amigo de Thomas F Malone.
- Carta de Mitos: Los planetas se alinean. Se abre un portal en La Casa de la Bruja con un Yithiano y un Chthonian.

Turno 8 - Lily usa el hechiza Ajar para acabar con un Reptante y poder reclamarlo. Francis usa el Tomo Antiguo y gana el hechizo Atar Monstruo, posteriormente acaba con un Antiguo, el cual reclama Bernard.
- Carta de Mitos: ¡Luces extrañas en el campus! Se abre un portal en El Bosque con un Perro de Tíndalos y un Antiguo.

Turno 9 - Joe cierra el portal de La Casa de la Bruja y se van el Shan, el Yithiano y el Chthonian.
- Carta de Mitos: Llueve a cántaros. Se abre un portal en el Motel Hibb con un Ángel Descarnado y un Maníaco.

Turno 10 - Joe evita al reptante y al Retoño Oscuro del Barrio Fluvial y va al portal de la Cueva Negra. Bernard usa el hechizo Atar Monstruo para acabar con el Retoño Oscuro y reclamarlo y usa el hechizo La Maldición de Azathoth para acabar con el Reptante y reclamarlo también. Paul acaba con el Maníaco en el Barrio Norte y no con el Ángel Descarnado en el Motel Hibb, el cual lo envia al portal más cercano.
- Carta de Mitos: ¡Se contrata seguridad privada en el Periferia! Quinta oleada. Aparecen una Bestia Lunar y un Sectario en El Bosque, un Gug y un Sectario en La Cueva Negra y un Fantasma en el Motel Hibb. Se van un Setario, la Bestia Lunar, un Antiguo y el Perro de Tíndalos gracias a la carta de Mitos.

Turno 11 - Lily entra al portal de El Bosque.
- Carta de Mitos: ¡Las bandas limpian el Barrio Este! Se abre un portal en La Cueva Negra con un Yithiano y un Sectario. Por la carta de Mitos desaparecen un Ángel Descarnado, un Fantasma y un Maníaco que se encontraban en el Barrio Este.

Turno 12 - Bernard accede por el portal del Motel Hibb. Paul vuelve a la Cueva Negra y cierra el portal. Joe vuelve al Motel Hibb y cierra también el portal.
- Carta de Mitos: ¡Huelga de policias! Se abre un portal en Lo Innombrable con un Sectario y un Fantasma.

Turno 13 - Paul acaba con el Sectario y el Gug de la Cueva Negra, reclamando a ambos. Joe reclama también a un Sectario y a un Fantasma con los que a acabado en Lo Innombrable y accede al portal. Bernard sale por el portal de la Casa de la Bruja y lo sella con un Símbolo Arcano. Francis pierde la cordura y pierde el Rifle Mataelefantes y el Puño de Yog-Sothoth
-Carta de Mitos: Una buena obra desecha. Se abre un portal en la Isla Ignota con un Gug y un Chthonian.

Turno 14 - Lily vuelve al Bosque por el portal. Bernard acaba con el Sectario en la Casa de la Bruja y usa el hechizo La Maldición de Azathoth para acabar con el Yithiano, reclamando a éste último. Usa también el Necronomicón y recibe el hechizo Cuchilla Espectral. Paul acaba con el Gug en el Distrito Comercial y evita el Cthonian en la Isla Ignota para acceder al portal.
- Carta de Mitos: ¡Cesan los extraños temblores!Se va el Cthonian a la reserva, aparece un portal en la Plaza de la Independencia con un Ángel Descarnado y un Yithiano, aumenta en 1 el Terror y se marcha de Arkham Ryan Dean.

Turno 15 - Joe vuelve por el portal a Lo Innombrable. Francis evita al Yithiano y accede al portal de La Plaza de la Independencia. Bernard acaba con el Sectario en la Casa de la Bruja.
- Carta de Mitos: ¡La ciudad paralizada por los apagones! Sextaoleada en la Isla Ignota. Aparece dos Byakhee, un Gul, un Sacerdote Tcho-tcho y un Ángel Descarnado.

Turno 16 - Bernard acaba con un Gul en el Distrito Comercial y con el Byakhee de la Isla Ignota para acceder al portal. Paul vuelve por el portal de la Isla Ignota y lo sella, reclamando a un Yithiano por tener el mismo símbolo. Lily usa el hechizo Ajar para acabar y reclamar a un Sectario. Joe cierra el portal en Lo Innombrable y acaba con un Byakhee.
- Carta de Mitos: ¡La policia refuerza las patrullas en el Barrio Norte! Se abre un portal en la Logia del Crepúsculo de Plata con una Araña de Leng y una Bestia Lunar.

Turno 17 - Bernard usa el hechizo Encontrar Portal y sale por el portal de la Logia del Crepúsculo de Plata. Paul acaba con el Gul en el Distrito Comercial. Lily usa el hechizo Ajar para acabar con el Gug en la Universidad de Miskatonic. Joe reclama al Gul del distrito Comercial. Bernard cierra el portal de la Logia y Francis hace lo mismo con el portal de la Plaza de la Independencia. Lo que nos da la victoria por tener todos los portales de Arkham cerrados.


Fué una partida bastante dura, repetimos con los mismos personajes del anterior escenario, la verdad es que están ya megadopados con un montón de objetos, sobre todo Paul G. Red, Bernad Navas y Joe Diamond. Francis y Lily era su segundo escenario y lo pasaron un poco pero, pero mientras Lily iba dando tumbos por toda Arkha, haciendo lo que podía, Francis se dedicó a ir a Kingsport a mantener las brechas cerradas.

La verdad es que las cartas de Mitos se repartieron equitativamente entre cosas buenas y malas, nos ayudaron en momentos clave quitándonos monstruos de encima pero las seis oleadas de la partida nos dejaron bastante tocados, pero bueno, otro escenario hecho, ahora a por el quinto.

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